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En Ribera Alta del Júcar, Ximo se prepara para lanzar su campaña de cítricos. Pero este año, la espera es estratégica. "Ha hecho frío, al no hacer frío los cítricos no maduran", explica con la tranquilidad de quien conoce su oficio. Por eso ha decidido esperar a que la fruta alcance su punto óptimo de calidad antes de empezar con fuerza la comercialización de navelina, clemenules y caqui persianos.
Para Ximo, la calidad no es una opción: es una filosofía. "A mí me gusta siempre vender la fruta en óptimas cualidades", dice. Es lo que define su proyecto. Es lo que hace que sus clientes confíen y vuelvan temporada tras temporada.
En una zona históricamente marcada por el minifundio citrícola, donde el cultivo de naranjas y mandarinas ha sido siempre el estandarte de las explotaciones familiares, Horta de Ximo representa la apuesta por recuperar campos familiares y mantener viva esa tradición, pero con una mirada hacia la sostenibilidad.
Si tuviera que elegir una fruta que represente la esencia de su proyecto, Ximo lo tiene claro: la naranja navelina. "Siempre ha sido un emblema y un estandarte de la zona y de la explotación familiar", dice con orgullo. Es la fruta que conecta el pasado con el presente, la que habla de raíces y de continuidad.”
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Este año, Horta de Ximo ha dado un salto cualitativo importante en su apuesta por la agricultura ecológica. La gran novedad ha sido la instalación de setos vivos naturales que funcionan como reservorios de fauna auxiliar.
"Nos cuestan un dinero de instalar, pero nos obtienen un beneficio y un reservorio para toda esta fauna. La fauna es útil, pero tiene que tener luego donde vivir y refugiarse. Si no lo tenemos, mal", explica Ximo.
Estos setos son mucho más que una inversión: son la base de un ecosistema equilibrado donde los enemigos naturales de las plagas pueden vivir, reproducirse y trabajar a favor del cultivo.
Junto a los setos, ha implementado el mantenimiento de cubierta vegetal espontánea. La gestión cuidadosa de estas plantas vivas permite que la fauna auxiliar introducida artificialmente (aunque sea natural) pueda quedarse en el campo y seguir combatiendo plagas de forma sostenible. "El aprendizaje más grande de esta campaña", resume con satisfacción.
Además, está rediseñando sus formatos de venta: cestas mixtas de cítricos y caquis adaptadas a familias de diferentes tamaños, desde una persona hasta seis. El objetivo es reducir el desperdicio y facilitar que cada consumidor acceda a la cantidad justa que necesita.
También planifica plantar nuevas variedades que ampliarán su calendario de venta en los próximos años.
Ximo lleva ocho años en este proyecto. Sabía desde el principio que un proyecto ecológico tarda al menos siete años en empezar a recuperar beneficios. Justo cuando llegaba a ese punto de inflexión, la DANA lo cambió todo.
"El séptimo año nos tocó la DANA. No sé lo que hemos retrocedido y avanzado. Pero bueno, sé que estamos en el camino", dice con una mezcla de realismo y determinación.
La DANA no fue solo un contratiempo climatológico. Fue un golpe devastador que puso en jaque su casa, su almacén, sus campos y su proyecto entero. Pero también fue el momento en el que descubrió el verdadero valor de la comunidad.
"Hemos tenido voluntarios durante la DANA ayudándonos durante mucho tiempo. Todo este esfuerzo y el que sigamos ahora en pie es gracias a ellos", reconoce con emoción. Decenas de personas llegaron para achicar agua, limpiar, reconstruir. Personas que no conocía pero que entendieron que salvar Horta de Ximo era salvar mucho más que una explotación agrícola.
Ximo y su equipo también estuvieron ayudando desde el primer día porque, como labradores, se les salvaron algunas máquinas y pudieron estar achicando agua en otras fincas. La solidaridad fue bidireccional.
"Gracias a que mi casa esté como está, a que mi almacén esté como está y a que mis campos estén como están a día de hoy, es gracias a todos esos voluntarios. No hay galardón ni premio más grande que el que ellos hayan venido."
La proyección para los próximos dos años es clara: estar "mucho más sólidos y mucho más estables", con nuevas variedades plantadas que permitirán ampliar la oferta y llegar con más continuidad a los consumidores.
Y su mensaje para otros productores que luchan cada día es directo y sincero: "Que luchen por sus sueños con fuerza todos los días. Con esfuerzo todo se logra."
Porque si algo ha demostrado Horta de Ximo es que, cuando el esfuerzo se encuentra con la solidaridad, los cítricos no solo maduran. Renacen.


