La semilla de un proyecto diseñado por y para la ciudad
En Valladolid, la transición hacia un sistema alimentario más sostenible no es un esfuerzo aislado que brota espontáneamente desde la base, sino el resultado de una estrategia urbana deliberada y visionaria.
A diferencia de otras iniciativas que surgen de la voluntad de productores o consumidores, Vallaecolid nació en 2019 como una pieza fundamental de un plan mayor: la Estrategia Alimentaria promovida por el propio Ayuntamiento de la ciudad. Fue concebida desde su origen para ser el pilar operativo de esta política pública, una herramienta diseñada para materializar la ambición de reconectar la ciudad con su campo circundante.
Su propósito, por tanto, va más allá de la simple comercialización. Busca tejer una red completa e interconectada de infraestructuras y servicios que den soporte, cohesión y resiliencia a todo el sistema alimentario local.
Es un proyecto que encarna la idea de la "arquitectura de sistemas alimentarios urbanos", donde la administración pública no solo apoya, sino que co-diseña y facilita el hardware (parte física) y el software (mentalidad o programa) necesarios para fortalecer el vínculo vital entre la producción agraria de proximidad y el consumo consciente en el corazón de la ciudad.
El Corazón del Modelo: Una Arquitectura de Tres Pilares Sinergicos
Vallaecolid se distingue por su enfoque holístico, un ecosistema agroecológico que se sustenta sobre tres pilares interdependientes, diseñados para abordar diferentes necesidades de la cadena de valor y para reforzarse mutuamente:
La verdadera innovación del modelo reside en la circularidad y la sinergia que se crea entre estos tres pilares. El excedente de verdura fresca del Ecomercado puede procesarse en el Obrador durante la semana, convirtiéndose en una conserva o una crema que se venderá en el siguiente mercado o se distribuirá a través del Centro de Acopio, cerrando el ciclo a nivel local y maximizando el aprovechamiento de cada cosecha.
Una Expansión Constante: Ambición y Colaboración
Actualmente, Vallaecolid abastece a unas diez escuelas infantiles municipales, siendo este uno de sus principales y más estables canales de venta. Sin embargo, la ambición de la asociación es ampliar este impacto a otros sectores de la restauración colectiva que tienen un enorme potencial, como las residencias de mayores y los hospitales. Son conscientes de la dificultad de entrar en estos circuitos, a menudo dominados por grandes empresas de catering, pero perseveran en el intento.
Paralelamente, están desarrollando campañas para fomentar la creación de nuevos grupos de consumo en los barrios, una forma de "reterritorializar" la cesta de la compra y hacerla más social. Conscientes de la importancia de la colaboración más allá de sus fronteras, también están tejiendo alianzas con otros proyectos de la península. Como comenta uno de sus miembros, "este tipo de relaciones interterritoriales molan y las tenemos en mente y las vamos cultivando". El objetivo es establecer sinergias con iniciativas como Horta-Cuina en Valencia y Ekoalde en Navarra para cubrirse mutuamente en momentos de rotura de stock y garantizar un suministro estable durante todo el año, citando el ejemplo concreto de la patata, cuyas campañas de cosecha se complementan perfectamente entre las diferentes regiones.
Navegando la Realidad: El Reto de la Sostenibilidad Humana y Económica
El camino de Vallaecolid no ha estado exento de dificultades. Tras una fase inicial estable, apoyada por la administración, el proyecto se enfrenta ahora a un reto mayúsculo: la sostenibilidad económica y, por extensión, humana.
La finalización de la financiación que permitía tener a dos personas contratadas para la gestión técnica ha provocado que toda la responsabilidad recaiga directamente sobre los hombros de los socios productores.
Como ellos mismos explican con una honestidad y una crudeza que revela la dimensión del desafío, "toda la carga de la gestión del proyecto está recayendo sobre dos o tres personas de la asociación, que somos productores y, bueno, pues andamos ahí un poco con la lengua afuera intentando salvar los muebles, porque creemos en la estructura".
Esta frase encapsula la realidad actual del proyecto: un esfuerzo titánico por parte de un pequeño núcleo de personas que, además de su propio trabajo en el campo, asumen ahora las tareas de administración, logística, gestión de pedidos y desarrollo comercial. El horizonte es claro y pragmático.
El objetivo prioritario es "ampliar la venta para que las personas que estamos metiendo aquí gasolina podamos [tener] una mínima remuneración o, lo ideal, sería liberar a una persona que no seamos nosotras" para que se encargue de la parte comercial. La competencia con las grandes distribuidoras y la falta de fidelidad de algunas tiendas locales, que fluctúan en sus compras según los precios semanales, son obstáculos reales que afrontan con perseverancia, defendiendo la estabilidad de sus precios de campaña como un valor añadido. En esta lucha por la supervivencia, han tenido que tomar decisiones difíciles, como la venta del obrador a la Fundación Intras, que ya era su principal usuaria, para asegurar una inyección de liquidez que les permita seguir adelante.
El Factor Humano: La Resiliencia como Motor
Si Vallaecolid sigue en pie, es gracias a la resiliencia, la convicción y el compromiso inquebrantable de su comunidad de productores. Son más de veinte proyectos agrarios de Castilla y León y de otros territorios los que nutren su despensa, una red que demuestra la riqueza productiva de la región. Pero, sobre todo, es la dedicación del pequeño grupo de socios que ha asumido la gestión la que personifica el espíritu del proyecto.
Su esfuerzo diario, compaginando el trabajo en la tierra con las complejidades de la gestión de una asociación, es la prueba más fehaciente de que Vallaecolid es más que una empresa: es un proyecto de vida colectivo, una apuesta personal y compartida por un modelo alimentario diferente, por el que están dispuestos a luchar incluso cuando las fuerzas flaquean.
Sembrando un Modelo de Ciudad
Vallaecolid representa un enfoque sofisticado y ejemplar de "arquitectura de sistemas alimentarios urbanos". Es el resultado tangible de una política pública que ha decidido invertir estratégicamente en su soberanía y sostenibilidad alimentaria, creando la infraestructura necesaria para que la producción local prospere.
A pesar de los enormes desafíos económicos y de gestión que enfrenta en la actualidad, su estructura de tres pilares sigue siendo un plan maestro, un modelo de referencia para otras ciudades que busquen construir un sistema alimentario local, completo y resiliente.
La historia de Vallaecolid es la de una comunidad que lucha, se adapta y persevera. Su presente es un testimonio de la dificultad de competir contra un sistema agroindustrial dominante, pero su existencia y su resistencia son, en sí mismas, una victoria. Están sembrando no solo alimentos, sino un modelo de futuro para su ciudad, demostrando que, con el apoyo adecuado y una comunidad comprometida, es posible construir una forma más justa y sostenible de alimentarse.